Hay viviendas que no necesitan prometer nada porque lo tienen todo en orden. Este piso de 79m², reformado hace apenas cuatro años, se encuentra en una de esas zonas que cada vez cuesta más encontrar: junto al castizo Parque de los Juncos, en una calle tranquila pero a pocos minutos del centro.
La distribución es práctica y acogedora: tres dormitorios, dos baños completos y una zona de día bien definida que aprovecha la luz natural. Desde el salón, las vistas al parque aportan ese pequeño lujo cotidiano que marca la diferencia. La vivienda está lista para entrar, con instalaciones actualizadas y acabados actuales, pensados para durar.
La zona habla por sí sola. Bien comunicada, con todos los servicios al alcance —colegios, supermercados, transporte— y ese equilibrio cada vez más raro entre ciudad y barrio. A esto se suma un detalle importante: en esta parte de la ciudad, las casas como esta no duran en el mercado.
No tiene ascensor, pero sí el encanto de esas fincas sólidas, bien construidas, que han visto pasar generaciones y hoy siguen siendo una apuesta segura.
Una oportunidad real en un momento en que ya casi no aparecen.
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